La asistencia social en México desempeña un papel crucial en el empoderamiento femenino, proporcionando recursos económicos y capacitación. Estas políticas fomentan la autonomía, mejoran la educación y reducen la violencia de género, transformando vidas y comunidades hacia una sociedad más equitativa e inclusiva. La colaboración interinstitucional es clave para enfrentar desafíos persistentes.